Ahimsa es el primero de los Yamas y se podría traducir como No Violencia o No daña r. Ahimsa significa no dañar a ningún ser vivo en ninguna de las formas en que es posible dañar. Ya sea dañar físicamente, verbalmente o incluso con los pensamientos.
El fin de practicar Ahimsa en la filosofía de yoga es no generar más mal karma del que traemos a cuestas. Y poder así continuar con nuestro ciclo de evolución espiritual.
Parece un Yama muy claro. No dañar es algo que entendemos todos ¿no?. Y sin embargo si te paras durante 10 segundos a pensar en ello te das cuenta de que es un Yama casi imposible de cumplir. Pues el simple hecho de existir como humanos, o cualquier otro animal, planta, hongo etc. ya conlleva la muerte de millones de seres vivos. Simplemente el hecho de rascarte ya supone la muerte de numerosas bacterias de tu piel, por no hablar de caminar, construir algo o alimentarnos. La naturaleza conlleva vida pero también muerte.
¿Y cómo resuelven esto desde la filosofía del Yoga? ¡Pues realmente cómo pueden!.
En la india el Jainismo es quizá el mejor exponente de este Niyama, es una religión que busca llevar esto a su máxima expresión. En algunas sectas jainistas, apenas comían, iban desnudos o con la mínima ropa e incluso iban mirando por donde pisaban para destruir las menos vidas posibles.
Ahimsa es un gran reto para todo estudiante de Yoga, y más en el mundo Occidental. En mi caso pasé por diferentes fases, desde ser vegetariana, dejar que me picaran los mosquitos porque me daban pena, volverme loca buscando ropa que hubiera provocado el menor daño posible o sufrir por cada pensamiento dañino que tuviera. Hasta que te das cuenta de que Ahimsa va mucho más allá de eso.
Está bien preocuparnos porque nuestra comida, ya sea de origen animal o vegetal (yo ya no soy vegetariana desde hace años) se haya criado o cultivado con respeto, que nuestra ropa sea lo más sostenible posible, frenar el consumo inútil, reciclar, eliminar el uso de plásticos, contaminar lo menos posible, y todo lo que se nos ocurra para que nuestra huella de muerte sea pequeña, o al menos cada vez más pequeña.
Pero Ahimsa también se refiere a nuestros pensamientos y nuestras palabras. Tratar con respeto a todos los que nos rodean, ser amable con nuestro prójimo, con nuestras mascotas, con la naturaleza. Ahimsa también es no dañarnos a nosotros mismos o al otro con pensamientos hirientes e ideas limitantes. Y creo que esa es la parte más difícil de llevar a cabo.
¿Cómo me reconcilié yo con Ahimsa?
A mí personalmente esto de la no violencia me generaba mucha culpa, una culpa que me hacía daño a mí misma, cosa que también es ir en contra del propio Yama. Hasta que descubrí el Dharma, o tu misión en la vida.
Si leéis la Baghavadgita el príncipe Arjuna, su protagonista, se tiene que enfrentar a la encrucijada de combatir en una batalla contra su propia familia o dejar morir a su pueblo. Elección imposible, sobre todo si quieres que tu karma no aumente porque en cualquier caso lo hará.
Pero tu Dharma hace que ese Karma sea mejor que la alternativa y aunque estés obligado a hacer algo que sabes que también es dañino, ir en contra de tu misión o Dharma haría que el daño fuese aún mayor. No quiere decir que no sea dañino lo que haces, ni que como es tu Dharma se compense y no vayas a sufrir ese Karma, pero la otra opción conllevaría unas consecuencias mucho peores.
Afortunadamente yo no he tenido que tomar ninguna decisión tan complicada en mi vida, pero sí que en mi día a día intento hacerlo lo mejor que puedo sin perder mi Dharma. Por ejemplo, alimentarte. Todos tenemos que alimentarnos o si no moriríamos.
Al alimentarnos sesgamos la vida de seres vivos (incluso aunque seas vegetariano o vegano lo que comes son seres vivos y los cultivos suponen la muerte de muchísimas especies que estaban antes que la soja en esos campos), esto sin duda genera Karma, pero si no me alimento, mi misión en la vida no podría llevarse a cabo porque yo moriría de hambre y eso conllevaría mucho más karma ya que he tenido una vida inútil.
Así que sin volverme loca, pues eso también generaría culpa y daño a mí misma, intento buscar aquellas opciones que dañan lo menos posible, ya sea a la hora de elegir mis alimentos, mis palabras e incluso mis pensamientos. Lo que me lleva a seguir una vida mucho más consciente, plena y cerca de mi Dharma.
Agradecer cada vida que quito para poder llevar a cabo mi existencia también es una forma de darte cuenta de lo importante que es cada palabra que dices y cada acto que llevas a cabo. La clave para entender Ahimsa es intentar no llevar una vida automática, condicionada, no dejarse arrastrar por la corriente, sino ir creando tu propio cauce, un cauce suave y respetuoso con el entorno.
Ohm Shanti
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